Del oso polar al buey almizclero: ¿cómo sobreviven estas criaturas en el Ártico?
En todo el Océano Ártico hay numerosos animales que sobreviven en un clima que a mucha gente le parece casi insoportable. Si lo comparamos con la visión de un perro de pelaje fino temblando cuando la temperatura desciende por debajo del punto de congelación, resulta difícil creer que algunas de las criaturas más impresionantes de la Tierra puedan estar calentitas en un entorno así.
Curiosamente, muchas de las características físicas que permiten a animales como los osos polares vivir en el Ártico son fruto de la evolución. Por otro lado, el desarrollo de estas características también significa que son menos aptos para vivir en otras zonas del mundo.
¿Qué características físicas ayudan a los osos polares a dominar el Ártico?
Los osos polares se encuentran en la cima de la cadena alimentaria terrestre del Ártico, lo que les convierte en los reyes de toda la región. Aunque su tamaño les ayuda a ocupar una posición dominante, no es el componente clave de su capacidad para resistir el frío. En su lugar, esto se reduce a tres características principales: su pelaje aceitoso, su pelaje aislante y su capa de grasa.
Fotografía de Geert Kroes
El pelaje de un oso polar puede parecer suave, pero si tuviera la oportunidad de tocarlo, descubriría rápidamente que es extremadamente aceitoso. Esta grasa cumple una función vital porque mantiene la humedad lejos de su cuerpo. Es una buena forma de evitar que se agobien por las gélidas temperaturas, sobre todo porque pasan mucho tiempo en el agua o cerca de ella mientras cazan para alimentarse. Gracias a este pelaje graso, los osos polares no tienen que preocuparse por sucumbir a la hipotermia durante las condiciones climáticas normales del Ártico.
Además, la grasa y el pelaje aislante atrapan el calor corporal del oso polar. Evitar que este recurso natural esencial se disipe mantiene calientes a estos animales y les permite vivir cómodamente en un clima tan gélido. Por desgracia, los participantes en la expedición no podrán confiar en estas tácticas para mantenerse calientes, pero el barco y las numerosas capas de ropa de cada persona hacen que la experiencia sea mucho más agradable de lo que cabría esperar.
Las cualidades físicas únicas del buey almizclero
Puede que el oso polar sea el rey de la masa continental ártica, pero los bueyes almizcleros no temen hacer notar su presencia. Estas enormes criaturas son uno de los pocos animales de la tundra ártica que no se tiñen de blanco o marrón claro para mimetizarse con el entorno. En cambio, los bueyes almizcleros tienen un pelaje oscuro que destaca sobre la nieve.
El pelaje del buey almizclero es uno de sus mayores mecanismos naturales de defensa contra el frío. Su pelaje es muy grueso y largo, y está formado por muchos pelos. Al igual que el oso polar, el pelo del buey almizclero ayuda a mantenerlo aislado impidiendo la liberación del calor corporal esencial. En este caso, es el pelo oscuro combinado con la gran cantidad de pelo lo que sirve de aislante. De hecho, su pelaje es tan bueno para retener el calor que incluso la zona del suelo directamente debajo del buey almizclero se mantiene más caliente como resultado.
Acurrucarse es otro método que los bueyes almizcleros han desarrollado durante las épocas más frías del año. Esto también cumple otra función importante porque su masa corporal combinada disuade a depredadores como los lobos.
Fotografía de Erwin Vermeulen
Otros ejemplos de animales que han evolucionado para adaptarse a la tundra ártica
Todas las criaturas que se ven en una expedición al Ártico están adaptadas a su entorno, pero algunas migran a zonas más cálidas durante ciertas épocas del año. También hay algunas variaciones de animales comunes que viven en la tundra ártica que pueden sorprenderle.
Por ejemplo, abundan las ardillas terrestres árticas y las liebres árticas. Las liebres árticas utilizan el método del buey almizclero de acurrucarse para calentarse, pero las ardillas de tierra árticas construyen un sistema de aislamiento para el suelo de su madriguera con pelo de buey almizclero desechado.
Muchas de estas pequeñas criaturas pueden pasar desapercibidas durante una expedición al Ártico, pero sigue siendo fascinante comprender mejor qué animales viven en la tundra ártica y cómo han evolucionado sus cuerpos para adaptarse a su entorno.