Ropa de expedición ártica y antártica de principios del siglo XX
Cuando se observan las imágenes de la ropa de las expediciones polares de hace un siglo, la experiencia no es muy diferente a la de los equipos militares de la Guerra Mundial: son más pesados, más toscos y están más hechos de fibras naturales como la lana y la madera que el material sintético que se utiliza hoy en día.
Esto no quiere decir, sin embargo, que el equipo de estos exploradores o soldados históricos fuera poco sofisticado. De hecho, los logros de quienes lo utilizaron resultan aún más impresionantes dadas sus limitaciones comparativas.
Y esto es cierto en el caso de los exploradores de principios del siglo XX, el apogeo de las expediciones polares que encumbró a nombres como Scott, Shackleton y muchos otros.
Pero, ¿qué llevaban exactamente para protegerse del frío invernal?
Hemos recopilado una lista de las prendas más comunes utilizadas durante las primeras expediciones. Cada tripulación tenía sus propias variantes, por lo que esta lista no es en absoluto fidedigna. Pero, en términos generales, lo que sigue era lo que se llevaba en la pista ártica y antártica.
Cubrecabeza: gorro de lana sobre una capucha no fija
Mucho antes de que tuviéramos gorros impermeables o capuchas de neopreno autocalentables, teníamos algo llamado lana de oveja.
Una barbaridad, ¿verdad?
La lana es muy cálida cuando está seca, pero una vez que se moja tiende a permanecer húmeda - a menos que tengas una estufa de leña y unas cuantas horas libres en tus manos, lo que los primeros exploradores polares solían hacer cuando no estaban ocupados sufriendo congelaciones o escorbuto.
Frank Hurley [Dominio público], vía Wikimedia Commons
Capa exterior: Gabardina Burberry o chaqueta de lona
Sí, has leído bien. Las chaquetas Burberry eran tan populares entre los exploradores polares de 1900 como los bolsos Burberry lo son entre la gente rica de hoy en día, aunque suponemos que la variedad ártica no sería del agrado de Kate Middleton.
No se ofenda, Alteza.
Ernest Henry Shackleton (1874-1922) [Dominio público], vía Wikimedia Commons
Capa(s) intermedia(s): jerséis de lana posiblemente forrados con forro polar Jaeger
La capa intermedia es a menudo donde ocurre la magia, incluso durante los viajes actuales al Ártico y la Antártida. Es la ropa que más fácilmente puede quitarse o añadirse en caso de que cambien el tiempo y las actividades.
Para los primeros exploradores polares, esto significaba apilar uno o varios jerséis de lana según las temperaturas. Estos jerséis solían llevar forros de vellón Jaeger, una marca que sigue siendo popular hoy en día.
Capa base: ropa interior de lana mercerizada
Los exploradores que tenían que soportar las duras condiciones del Ártico y la Antártida necesitaban ropa (incluso interior) que fuera igual de duradera.
Por eso, muy a menudo utilizaban lana mercerizada, un proceso por el que las fibras en tensión se impregnan de ácido sulfúrico y lejía para hacerlas más duraderas. Este proceso de mercerización se utiliza principalmente en la lana, el algodón y el lino.
Protección de las manos: manoplas finnesko (guantes de piel de reno)
Sin manos que funcionen, no hay explorador que funcione. Y nada puede roer un par de manos como la congelación, ese glotón invitado invernal cuyos gustos, lejos de ser melindrosos, también incluyen narices, dedos de los pies y cualquier otra extremidad vulnerable.
Por eso, los exploradores polares del pasado preferían guantes de piel y pelo de reno, resistentes al frío natural, durante su versión de un cómodo crucero por el Ártico.
fotógrafo no identificado [Dominio público], vía Wikimedia Commons
Ropa para las piernas: pantalones de sarga de caballería o de lona
Los exploradores del Ártico y la Antártida de antaño caminaban mucho, al menos tanto como cualquier investigador polar actual (e incluso turista aficionado al senderismo).
Para mantener las piernas calientes y flexibles, las tripulaciones elegían tejidos resistentes como la sarga de caballería, que suele ser una mezcla de urdimbre de estambre y trama de lana reservada para los pantalones, especialmente los de montar. También utilizaban lona, un material resistente habitual en tiendas de campaña, mochilas y velas.
Anticongelante para los pies: botas de cuero de suela gruesa o komargars (botas de piel de reno)
Es difícil decir que el calzado era la parte más importante de la indumentaria de las expediciones del pasado, ya que toda la ropa era vital para mantener con vida a los exploradores.
Sin embargo, los pies son una de las partes del cuerpo con mayor riesgo de congelación, por lo que era importante llevar calcetines, suelas extra gruesas y botas de piel de reno. No te gustaría bailar claqué con ellas, pero evitarían que se te cayeran los dedos si lo intentaras.