Un día de avistamiento de ballenas en la Antártida
Esta mañana nos despertamos temprano para disfrutar de las primeras luces en Bahía Wilhelmina, con la nieve y las nubes cubriendo las montañas circundantes. Al despuntar el alba, pudimos ver los soplidos de las Yubartas dispersas por toda la bahía. Algunas de las ballenas estaban más cerca del barco y divisamos sus pequeñas aletas dorsales y ocasionalmente sus colas con dibujos blancos. Fue un comienzo estupendo para nuestro primer día completo en la Antártida.
Isla Cuverville
Tras pasar una hora navegando por la bahía Wilhelmina, salimos a cubierta para disfrutar de las impresionantes vistas de la península Antártica mientras nos dirigíamos al lugar de desembarco de la isla Cuverville. Todo el mundo estaba deseando desembarcar y pasar un rato con los pingüinos juanitos. Cuando bajamos de las zodiacs nos vimos rodeados de estas pequeñas criaturas. ¡Había cientos!
Vimos muchos polluelos: algunos aún estaban cubiertos de sus esponjosas plumas, a otros sólo les quedaban algunos parches de plumas esponjosas. Mientras algunos correteaban persiguiendo a los pingüinos adultos con la esperanza de comer algo regurgitado, otros parecían contentos holgazaneando sobre la nieve y las rocas. Unos cuantos polluelos curiosos se acercaron a nosotros y nos dieron unos cuantos picotazos exploratorios en las bolsas y las botas.
jamie Scherbeijn | Oceanwide Expeditions
Yubartas cerca de Plancius
De vuelta a bordo del Plancius, apenas empezábamos a entrar en calor tras nuestro desembarco en la isla de Cuverville cuando avistamos más ballenas jorobadas. Dos de las ballenas se acercaron repetidamente a la popa del barco. Se acercaban tanto que nos cubrían con sus soplidos cuando salían a la superficie a respirar mientras nosotros nos colgábamos de la borda para obtener las mejores vistas. Fue absolutamente asombroso ver a estos animales tan cerca y verlos completamente tranquilos con nuestra presencia. De hecho, parecían más curiosos que otra cosa.
femke Wolfert | Oceanwide Expeditions
Isla Danco
Nuestros avistamientos de Yubartas continuaron durante el almuerzo. Muchos de nosotros nos las arreglamos para almorzar mientras disfrutábamos de la vista de las ballenas desde las ventanas del comedor. Después del almuerzo estábamos listos para bajar a tierra para nuestro segundo desembarco del viaje. Esta vez nos dirigíamos a la isla de Danco y, tras un corto trayecto en zodiac desde el barco hasta la orilla, algunos de nosotros fuimos de excursión hasta la cima de la isla. Para aquellos más interesados en una tarde de ocio, el personal guió a un grupo de personas alrededor de la costa donde se encontraban muchos entretenidos pingüinos juanitos.
En la cima de la isla Danco disfrutamos de una fabulosa vista de 360° de la Península Antártica, con pináculos montañosos, glaciares y enormes icebergs en todas direcciones. Mientras bajábamos por la colina rocosa y nevada vimos un gran iceberg desprendiéndose. El sonido y la ola resultante nos impresionaron a todos. Nos hizo darnos cuenta de por qué debemos mantenernos alejados de los icebergs.
Un día maravilloso en la Antártida
Después de dos exitosos desembarcos y muchos avistamientos de Yubartas, nuestro día aún no había terminado. A las 18:15 nos reunimos en el salón para una recapitulación en la que escuchamos más sobre el krill, los Lobos finos antárticos y la fotografía de nuestros expertos guías.
Después, era hora de ponernos las botas de baile porque la barbacoa del Plancius se celebraba en cubierta esta noche. Salimos a la cubierta de popa bien abrigados para disfrutar de la deliciosa comida de los chefs y de un baile nocturno. Fue la manera perfecta de celebrar nuestro primer día maravilloso en la Antártida.