Fecha: |
12.09.2023 |
Posición: |
70°27.9'N / 028°08.5'E |
Viento: |
Variable 1 |
Clima: |
Sunny |
Temperatura del Aire: |
+4 |
Hoy ha sido una montaña rusa de emociones en Groenlandia Oriental. Una vez más, hemos sido bendecidos con el más glorioso tiempo soleado, que sólo se sumó a la impresionante belleza que se desplegó ante nuestros ojos.
La mañana comenzó con un crucero en zodiac por la costa de la Isla Roja. Fue como entrar en un sueño. Allí, en medio de un "cementerio de icebergs", centelleante y resplandeciente en millones de tonalidades azules y heladas, presenciamos un espectáculo sin igual. Parecía que navegábamos por un país de las maravillas mágico, donde la propia naturaleza había pintado la paleta más gloriosa para nuestros ojos. Nos quedamos boquiabiertos, rodeados de imponentes icebergs que brillaban bajo los rayos del sol. Fue una escena que quedará grabada para siempre en nuestros corazones.
Pero las maravillas del día no acabaron ahí. También tuvimos la increíble oportunidad de pisar la propia Isla Roja. A medida que ascendíamos por sus escarpadas colinas, fuimos recibidos con vistas panorámicas de los paisajes circundantes. Desde lo alto, parecía que volábamos con los pájaros, contemplando los dramáticos fiordos y los majestuosos icebergs. Era una perspectiva que llenaba nuestras almas de un profundo sentimiento de gratitud y asombro por la magnificencia de la Madre Naturaleza.
Por la tarde, el Hondius se trasladó a la zona del fiordo de Rode y volvimos a pisar la costa con impaciencia. Esta vez, nos embarcamos en un desafiante viaje por una alta colina. Cada paso era una prueba de nuestra determinación y fuerza física, pero los que llegaban a la cima eran recompensados con una vista que desafiaba las palabras. Bajo nuestros pies se extendía un glaciar monumental de 100 kilómetros de longitud o más. Fue una visión que nos dejó sin aliento y humildes. El imponente margen del glaciar, de más de 50 metros de altura, nos recordaba su enorme poder y su implacable movimiento mientras enormes icebergs flotaban cerca. Fue un duro recordatorio del delicado equilibrio que existe en este reino helado.
El tiempo parecía haberse detenido mientras permanecíamos asombrados, absorbiendo la magnitud y fragilidad de lo que nos rodeaba. Algunos de nosotros no pudimos resistir la tentación de la exploración y nos embarcamos en una caminata aún más larga alrededor del margen del glaciar. La experiencia fue emocionante y humilde a la vez, ya que nos aventuramos aún más en el corazón de esta maravilla helada.
Al terminar el día, regresamos al calor y la comodidad de nuestro barco, llevando en nuestro interior un cúmulo de experiencias increíbles. Y mientras el sol se ocultaba en el horizonte, arrojando un cálido resplandor sobre el paisaje ártico, no pudimos evitar un profundo sentimiento de gratitud. Gratitud por la oportunidad de contemplar la belleza en bruto de Groenlandia Oriental, gratitud por la resistencia de este reino helado y gratitud por los recuerdos que hemos creado juntos en este emotivo viaje. Con el corazón lleno y un nuevo aprecio por las maravillas de nuestro mundo, nos vamos a la cama esta noche, esperando ansiosos las aventuras que nos esperan mañana.