Fecha: |
26.06.2023 |
Posición: |
80°05.9'N / 013°11.0'E |
Viento: |
ESE 2 |
Clima: |
Parcialmente nublado |
Temperatura del Aire: |
+1 |
La mañana empieza inusualmente tarde: el despertador, a cargo de Philip, suena media hora más tarde de lo habitual. Anoche, poco después de llegar a la banquisa, tuvimos la maravillosa oportunidad de observar a un oso polar devorando el cadáver de una foca que había matado. La observación empezó hacia medianoche, así que nos fuimos a dormir bien pasada la una de la madrugada.
Hoy es un día de hielo Nada de desembarcos en la costa, nada de cruceros en zodiac, sólo contemplar los hielos eternos y pasar el tiempo en las cubiertas abiertas del barco, abriéndose paso lentamente entre los témpanos de hielo a la deriva. ¡La tarea principal es encontrar un oso polar! Pero eso, como suele decirse, es una tarea ambiciosa. Sobre todo, la idea principal de nuestra presencia en la banquisa es comprender la silenciosa belleza del blanco y frío silencio.
Hay una densa niebla. El Plancius avanza lentamente, apartando los témpanos de hielo, mientras algunos de nosotros permanecemos en la proa del barco con las cámaras y los prismáticos preparados. Y entonces, ¡bum!, la niebla se disipa. La luz del sol lo inunda todo, hasta donde alcanza la vista: témpanos blancos por todas partes, que se extienden hasta el horizonte. Inmediatamente, hay que ponerse gafas de sol; todo es demasiado brillante.
Los fulmares árticos vuelan alrededor, las focas barbudas y las focas oceladas se tumban aquí y allá, mirándonos sorprendidas. El viento ha amainado por completo, y el sol del norte, habitualmente frío, empieza a abrasar notablemente.
Así, pasa una hora, dos horas, y seguimos contemplando este paisaje insólito para quienes viven en latitudes templadas, buscando al blanco y peludo depredador.
Llega la hora de comer, pero seguimos sin dispersarnos. Nos turnamos para almorzar, por si acaso nos perdemos la repentina aparición de un oso. Pero no, siguen siendo sólo focas y gaviotas tridáctilas.
Llega la tarde. El sol, sin intención de ocultarse bajo el horizonte, se limita a descender ligeramente. La luz se vuelve más suave y menos contrastada. A las 18.30, nos invitan al salón del observatorio para un resumen diario. Philip anuncia los planes para mañana, Annelou nos habla de la formación del hielo marino y Sasha y Andy de las belugas.
El programa anuncia una cena especial en el Ártico. Nos invitan a la popa de la tercera cubierta, donde nos espera una auténtica barbacoa ¡Qué sorpresa! Allí también hay mesas, así que, mientras estamos sentados, podemos echar un vistazo al mar helado con un ojo por si al final aparece la bestia peluda.
Cerca de las nueve de la noche, la niebla empieza a espesarse, como si descendiera un telón en el teatro de la naturaleza ártica. Hoy no, amigos míos, hoy no. Habrá más días, más oportunidades.
Un maravilloso, tranquilo y armonioso día de contemplación Experimentar el hielo compacto es sentir una sensación de tranquilidad única, incomparable, y ser testigo directo del poder y la grandeza del Ártico.