Fecha: | 09.11.2017 |
Posición: | 042°45'S / 065°01'W |
Viento: | WSW 5 |
Clima: | Claro |
Temperatura del Aire: | +18 |
Puerto Madryn es una pequeña ciudad costera encajonada entre el Atlántico Sur y el desierto patagónico. Tradicionalmente, esta ciudad se dedicaba a la pesca y la caza de ballenas, pero en los últimos años las ballenas han aportado ingresos a la ciudad en forma de turistas. Como principal punto de acceso a la península de Valdez, la ciudad atrae a visitantes de todo el mundo para ver los pingüinos, focas y Ballenas francas australes que paren y crían en la bahía durante los templados meses de verano. Muchos de nosotros habíamos pasado unos días en la zona antes de unirnos a Plancius con el fin de ver algo de la vida silvestre a lo largo de la costa. A las 1600 miembros del equipo de Expedición se reunieron con nosotros en el inicio del muelle para comenzar a ayudar con nuestro equipaje y asegurarse de que éramos capaces de conseguir el autobús a lo largo del final del muelle. Las condiciones meteorológicas eran estupendas, con un sol cálido y una suave brisa. Era difícil creer que en los próximos días nos íbamos a congelar de frío en la Antártida Una vez escaneado nuestro equipaje, embarcamos en el MV Plancius, que sería nuestro hogar durante los próximos 20 días. Conocimos a los directores del hotel, Zsuzsanna y Bobby, y nos instalamos en nuestros camarotes con la ayuda de la tripulación filipina. Poco después de embarcar nos reunimos en la sala de estar de la cubierta 5 para reunirnos con el jefe de expedición Andrew Bishop, que nos dio la bienvenida al barco. La primera sesión informativa en la sala de estar consistió en una familiarización con el barco por parte de Zsuzsanna, nuestra directora de hotel, que nos sirvió para orientarnos sobre nuestro hogar durante las próximas semanas. Para entonces, la tripulación de cubierta y los trabajadores de tierra ya estaban listos para soltar las amarras del muelle y nos pusimos en marcha hacia el sur en sentido inverso Muchos de nosotros nos quedamos en cubierta observando el proceso y también vimos cómo el león marino del sur, que había estado durmiendo felizmente en la defensa del barco, se zambullía en el agua cuando soltábamos las cuerdas. Justo cuando abandonábamos el embarcadero nos vimos rodeados de una espesa niebla marina que se había acercado a la costa. Había sido visible en el horizonte durante la mayor parte del día, pero esperó hasta que nos íbamos antes de acercarse a la ciudad de Puerto Madryn. La salida fue seguida por la presentación de SOLAS (Seguridad de la Vida Humana en el Mar) y el Simulacro de Bote Salvavidas, que nos dio el Oficial Jefe Jaanus, asistido por la tripulación y el personal. Al oír la alarma nos volvimos a reunir para el simulacro obligatorio de abandono del buque, nos pusimos nuestros enormes chalecos salvavidas naranjas y, tras una llamada de reunión, nos llevaron a ver los botes salvavidas. A las 20.00 horas, el sol empezaba a ponerse y la luz a desaparecer, y se sirvió la cena en el comedor. Fue una oportunidad para conocer a algunos de nuestros compañeros de viaje y compartir historias de viajes anteriores y esperanzas para esta expedición a las Malvinas y Georgia del Sur y la Antártida. ¡Será una gran aventura!