PLA27-19, diario de viaje, Península Antártica

Así que aquí estamos por fin en Tierra del Fuego, en el fondo del mundo. Bueno, desde Ushuaia iremos hacia el sur... un largo camino hacia el sur. Pero por hoy, paseamos por esta encantadora ciudad patagónica, degustando los sabores locales y disfrutando de las vistas. Ushuaia marca el final del camino en la Tierra del Fuego argentina, pero también el principio de una aventura única en la vida. Durante el verano, esta ciudad fronteriza de 55.000 habitantes, en rápido crecimiento, bulle de viajeros aventureros. El puerto libre de impuestos florece con el turismo, pero también prospera con una importante pesquería de cangrejos y una floreciente industria electrónica. Ushuaia (lit. "bahía que penetra hacia el oeste" en la lengua indígena yagán) se beneficia claramente de su magnífico, aunque remoto, entorno. La escarpada espina dorsal de los Andes sudamericanos termina aquí, donde confluyen dos océanos. Como cabía esperar de un entorno tan expuesto, el tiempo tiene la costumbre de cambiar a capricho. Sin embargo, las temperaturas durante los largos días del verano austral son relativamente suaves, proporcionando un último manto de calor antes de emprender nuestras aventuras. Para muchos de nosotros, éste es el comienzo del sueño de toda una vida. La emoción adopta formas diferentes para cada persona, pero incluso los más experimentados sienten verdadera emoción al partir hacia el Gran Continente Blanco de la Antártida. La mayoría de los pasajeros estaban puntualmente en la pasarela a las 16:00, listos para embarcar en nuestro buque MV Plancius, ¡el hogar de nuestra aventura antártica! Fuimos recibidos en la pasarela por miembros de nuestro personal de Expedición que nos enviaron a bordo para conocer a los Directores de Hotel y Restaurante, Zsuzsanna y Alex. A continuación nos registraron en nuestros camarotes con la ayuda de nuestra fabulosa tripulación filipina. Poco después de embarcar, nos reunimos en el salón de la cubierta 5 para conocer al primer oficial François, que nos explicó los detalles del simulacro de seguridad y salvamento SOLAS (Safety Of Life At Sea), con la ayuda de la tripulación y el personal. Nos habíamos preparado para nuestro simulacro de seguridad y, al oír la alarma general, nos volvimos a reunir en el "puesto de reunión", el salón, para la sesión informativa de seguridad obligatoria y el simulacro de abandono del buque poniéndonos nuestros enormes chalecos salvavidas naranjas que nos mantendrán a salvo en caso de necesidad. Poco después de nuestra primera sesión informativa partimos del muelle de Ushuaia y entramos en el Canal de Beagle con una escolta de Albatros ojerosos. Una vez realizados todos los ejercicios de seguridad, fuimos invitados de nuevo al salón para conocer a nuestra Directora de Hotel, Zsuzsanna, que nos dio una visión general del barco, un hotel flotante que será nuestro hogar durante los próximos 10 días aproximadamente. A continuación conocimos a nuestro Líder de Expedición, Ali Liddle y al resto del Equipo de Expedición que nos guiará en la Antártida. También tuvimos la oportunidad de conocer a nuestro capitán, Artur Iakovlev, y brindar por nuestro viaje con una copa de Prosecco. A las 19:30 degustamos la primera de muchas deliciosas comidas a bordo, preparadas por el Chef Ralf y su personal de cocina. Esta primera noche a bordo la pasamos explorando el barco, adaptándonos a sus movimientos e instalándonos en nuestros camarotes. A primera hora de la mañana saldríamos a las aguas abiertas del Pasaje de Drake

Nuestra primera mañana en el mar y nuestro viaje hacia la Antártida ¡por fin ha comenzado! Aunque la primera noche en el Drake fue bastante tranquila, algunos se marearon. La mañana era ventosa y el Plancius avanzaba a buen ritmo por el Pasaje de Drake. Después del desayuno, algunos salieron a cubierta para observar las aves que volaban alrededor del barco. Durante el día encontramos algunos Petreles del Cabo, Albatros ojerosos, Petreles gigantes, Petreles azules, Petreles ahumados y Abanto marinos Pero de vez en cuando también había Pingüinos magallánicos y Pingüino juanitos saltando y planeando por el agua. A las 10:30 nos reunimos en el salón para aprender un poco más sobre estas aves marinas de la mano de Regis, que hizo una presentación muy informativa sobre las diferentes especies, cómo las controlamos y qué se está haciendo para su conservación. Como se trata de un viaje bilingüe, Laura dio su primera conferencia sobre el hielo para nuestros pasajeros franceses. Explicó los diferentes tipos de hielo de la Antártida y cómo el calentamiento global afecta a la Antártida. Los que se inscribieron para navegar en kayak durante este viaje tuvieron un primer encuentro con Alexis, el guía de kayak, en la biblioteca, donde se les informó sobre las operaciones que implica remar en la Antártida. Después del almuerzo, Celine dio una conferencia sobre los pingüinos; respondió a muchas de nuestras preguntas iniciales sobre estas fantásticas criaturas, y nos sentimos aún más curiosos acerca de estos animales de aspecto gracioso pero perfectamente adaptados. A las 16:30 Laura, Nicole, Celine y Eduardo reunieron a los campistas en el comedor para explicarles cómo sería su noche en el hielo, sobre logística, qué ropa llevar y cómo acurrucarse en las varias capas de sacos de dormir. Como todavía había condiciones relativamente tranquilas, se procedió a la distribución de las botas de goma, así que nos llamaron por cubierta para que nos dirigiéramos a la sala de botas de la cubierta tres para recogerlas. El personal se aseguró de que todos tuviéramos la talla correcta para desembarcar en la Antártida pasado mañana. El último acto oficial del día fue nuestra primera sesión diaria de recapitulación e información. Ali explicó el plan para mañana y mostró algunos mapas meteorológicos para que supiéramos qué esperar de nuestro segundo día en el Drake. Se suponía que iba a seguir calmado. El equipo de expedición también aprovechó esta oportunidad para presentarse adecuadamente y contarnos un poco sobre el papel que esperan desempeñar en nuestro viaje.

Disfrutamos de otra noche de suave balanceo en el Pasaje de Drake, este tiempo favorable significó que habíamos progresado muy bien durante la noche. Ali y Celine nos despertaron con noticias sobre el tiempo y el estado del mar y para los más madrugadores que ya estaban en cubierta hubo un rápido avistamiento de tres Delfines Mulares Australes. Después del desayuno asistimos a la sesión informativa obligatoria sobre las operaciones Zodiac para que podamos familiarizarnos con todas las medidas de seguridad para salir del barco, llegar a tierra y volver al barco de forma segura. A continuación, Ali y Celine nos informaron sobre el protocolo y la bioseguridad de la IAATO (Asociación Internacional de Operadores Turísticos Antárticos), para que tengamos un impacto mínimo en el entorno prístino de la Antártida. Nos explicaron cómo debemos comportarnos en la Antártida para garantizar la protección y conservación de este entorno increíble, pero muy frágil. Es importante que sigamos ciertos protocolos para garantizar que no dejamos rastro de nuestra visita y que sólo nos llevamos recuerdos. Para asegurarnos de seguir estos protocolos, tuvimos que pasar la aspiradora por nuestra ropa exterior, asegurándonos de que no hubiera semillas ni material vegetal escondido en nuestros bolsillos y velcros. Después de comer, muchos salieron a cubierta para disfrutar de los pájaros que seguían al barco, mientras que otros aprovecharon para echarse una siestecita. A las 15:00, Laura y Regis dieron sus respectivas conferencias, "Hielo" y "Aves marinas", a los grupos de idiomas opuestos a los de ayer. A medida que avanzaba la tarde, pudimos ver nuestros primeros icebergs en el horizonte, algunos eran grandes tabulares, probablemente desprendidos de la plataforma de hielo de Ross, mientras que otros eran pequeños icebergs de formas y colores variados. Después del té y la tarta, Sara dio una conferencia titulada "Focas del Océano Antártico" en el comedor, en la que explicó la diferencia entre las focas reales y las de orejas, sus adaptaciones a las aguas frías y un poco sobre cada una de las especies que podíamos esperar ver en los próximos días. Mientras tanto, Celine dio una conferencia sobre elefantes marinos y la investigación que había realizado con ellos a nuestros huéspedes franceses en el salón. Una vez terminadas las conferencias, la mayoría salió a cubierta para disfrutar de sus primeras vistas de la Antártida, ya que las islas Shetland del Sur estaban claramente a la vista. Navegamos a través del estrecho de Boyd, con la isla Snow a babor y la isla Smith a estribor. Se veían numerosas Yubartas alimentándose, soplando y aleteando alrededor del barco, disfrutando de estas aguas ricas en nutrientes. A las 6:30 nos reunimos en el salón para escuchar los planes para mañana de Ali, esto fue seguido por un breve resumen sobre la Convergencia Antártica de Eduardo y Sara trató de demostrar la enormidad de algunas de las aves marinas que habíamos estado viendo con la ayuda de un trozo de cuerda. Después nos dirigimos a cenar, llenos de entusiasmo por lo que nos depararían los días siguientes.

A primera hora de la mañana, continuamos con nuestro plan de navegación, que nos llevaba a lo largo del estrecho de Gerlanche. Navegamos sin problemas disfrutando del avistamiento ocasional de alguna ballena y de la amenazadora visión de algunos icebergs. El estrecho de Gerlache es la zona de agua que separa el archipiélago de Palmer de la península Antártica. La Expedición Belgica (1897-1899), al mando del teniente Adrien de Gerlache, exploró el estrecho en enero y febrero de 1898, bautizándolo con el nombre del buque de expedición Belgica. Más tarde se cambió el nombre para honrar al propio comandante. Este estrecho se caracteriza por las impresionantes vistas de las montañas de la península, así como por los espectaculares icebergs que cruzan el estrecho. Poco después de almorzar temprano, llegamos a nuestro destino de la mañana, la isla Danco. La isla Danco tiene 1 milla de largo, y se encuentra en la parte sur del canal de Errera, en la costa oeste de Tierra de Graham. Fue cartografiada originalmente por la Expedición Belgica, al mando de Gerlache, y bautizada en honor de Emile Danco, un geofísico belga miembro de la expedición que murió a bordo del Belgica en la Antártida. Era un científico muy popular y admirado a bordo de esta expedición. Como de costumbre, los primeros en desembarcar fueron los miembros del personal de la expedición, que abrieron la ruta para acceder a la parte baja de los pingüinos juanitos y más adelante a la cima de la colina donde anida otra colonia de pingüinos juanitos. Los encargados de abrir la ruta fueron Adam y Sara, que hicieron algunos pasos en la nieve con el objetivo de llegar a la cumbre. Una vez establecidas las rutas, procedimos a llevar a nuestros invitados a tierra. La mayoría de nuestros invitados subieron hasta la cima de la pequeña montaña que se eleva hasta 160 m sobre el nivel del mar (unos 525 pies sobre el nivel del mar). El día estaba nublado, con capas de nubes grises que se cernían sobre nosotros, lo que nos hizo sentir un poco de frío. Desde lo alto de la isla pudimos disfrutar del espectacular paisaje del Canal de Errera. Este canal debe su nombre a Leo Errera, profesor de la Universidad de Bruselas que fue uno de los promotores de la Expedición Belgica. Desde la cima pudimos apreciar las montañas nevadas con imponentes glaciares, que mostraban una interminable colección de grietas, seracs y bergschrunds. Un desfile de icebergs se asomaba por debajo en las aguas del canal. Los huéspedes que optaron por alojarse junto a la playa se vieron recompensados también con las tranquilas aguas del canal, así como con las espectaculares vistas de los icebergs y sus infinitos colores azul verdoso. Ciertamente, estos huéspedes no quedaron decepcionados, ya que probablemente disfrutaron de un largo y tranquilo momento en el que sólo se oía el suave chapoteo de las olas, la lejana llamada de los pingüinos juanitos o el murmullo del viento. Todo esto se vio interrumpido en dos ocasiones por el estruendoso sonido de un par de avalanchas que se produjeron en las montañas situadas frente al lugar del desembarco. Una vez finalizado el desembarco, regresamos a nuestro barco para disfrutar de una comida caliente, descansamos un poco y nos preparamos para nuestra siguiente actividad que, según nuestros planes, era una visita a Port Lockroy. Este es un destino antártico muy conocido y popular, visitado por casi todos los barcos que hacen escala en la Península Antártica. En la actualidad, Port Lockroy ofrece una amplia variedad de recuerdos antárticos, así como sellos postales y libros. Originalmente este edificio se estableció como parte de una serie de bases militares secretas erigidas por las Fuerzas Británicas en 1944 con el fin de vigilar cualquier tráfico marítimo alemán o del Eje en la Región Antártica bajo el nombre en clave de "Operación Tabarin". Originalmente se llamó Base A y más tarde se convirtió en un observatorio meteorológico hasta que fue abandonado y posteriormente reformado para convertirlo en el museo/tienda que es hoy, como parte del United Kingdom Antarctic Heritage Trust. Lamentablemente, el tiempo no nos permitió la visita a la "Base A" en este día. A medida que nos acercábamos a la isla, no encontrábamos las condiciones adecuadas para realizar operaciones en zodiac con seguridad. Por ello, tras esperar hasta las 17:15, decidimos trasladar el barco a nuestro siguiente destino, pasando por las proximidades del famoso canal de Le Marie. Aquí tuvimos la oportunidad de disfrutar de cómo se ponía el sol, entre las magníficas montañas.

La mañana comenzó con los despertares a los que nos habíamos acostumbrado desde que nos embarcamos en el Plancius. Navegábamos hacia el espectacular paisaje del Canal Lemaire, este canal corta entre la Península Antártica y la isla Booth de forma dramática; con sus crestas dentadas y casquetes de nieve elevándose entre las nubes e icebergs esparcidos por el canal. Nos abrimos paso y fuimos recibidos por más paisajes espectaculares. Llegamos a la isla Petermann, la posición más al sur de nuestro viaje. Aquí tuvimos la oportunidad de pasear y descubrir colonias de pingüinos Papúa y Adelia. Ambas especies estaban criando polluelos; los de Adelia ya eran grandes y estaban a punto de emplumar, algunos de ellos mudando antes de una pronta partida. También pudimos disfrutar de un paseo hasta el final de la isla, donde el panorama de gigantescos icebergs encallados en las rocas contrastaba con la suave nieve que bajaba por la colina hasta la orilla. El corto y acelerado ciclo de cría del Adélie (de octubre a febrero) es una de las razones. Podíamos pararnos y observar a los pingüinos mientras se dedicaban al ajetreado proceso de alimentar a sus hambrientos polluelos. Muchos de los polluelos estaban tumbados al sol esperando a que sus padres regresaran del mar con comida, pero los que estaban con sus padres creaban un espectáculo maravilloso mientras los polluelos los perseguían por la colonia, desesperados por conseguir algo de comida antes de que se marcharan de nuevo. Regresamos a Plancius para almorzar antes de emprender nuestra siguiente actividad. Por la tarde, tuvimos la oportunidad de desembarcar en la isla Pléneau. El equipo de expedición había organizado un desembarco y un crucero divididos: la mitad de los pasajeros desembarcaron primero y el otro grupo se adentró en la bahía para realizar un crucero en zodiac. La isla Pléneau tiene 1,2 km de largo y está cubierta de hielo. Una vez más para observar la ajetreada vida de los Pingüinos juanitos. Durante el crucero navegamos entre enormes y espléndidos icebergs. En muchos de ellos encontramos un gran número de Focas cangrejeras relajándose e incluso algunas Focas leopardo. Antes de cenar, durante nuestra recapitulación diaria, aprendimos más sobre las focas y el explorador francés Jean-Baptiste Charcot. Y ahora sabemos por qué el hielo es azul

Hoy, nuestras actividades empezaron muy temprano y a las 6 de la mañana nuestro personal recogió a los campistas en el punto Damoy. Volvieron al barco para darse una ducha rápida y tomar un gratificante desayuno. Una vez terminado el desayuno, comenzamos las actividades de la mañana. La suerte quiso que consiguiéramos un hueco para visitar "Port Lockroy", ya que ningún barco organizó una visita para ese día. Esta noticia fue muy bien recibida por nuestros invitados, que se habían preparado unos días antes, cuando nuestros planes se vieron frustrados por el tiempo. En esta ocasión, el tiempo fue ligeramente mejor, aunque no perfecto. Esta vez, el Canal Neumayer nos recibió entre una espesa niebla y condiciones nevadas. En consecuencia, la visibilidad se limitaba a 1,5-2 km, lo que producía una atmósfera misteriosa. Dividimos el grupo en dos, uno visitaría primero la base y el otro realizaría un crucero en zodiac por la zona cercana. Los visitantes de la "Base A" tuvieron la oportunidad de visitar el pequeño museo, comprar algunos recuerdos y enviar postales. El crucero en zodiac permitió a nuestros pasajeros apreciar fauna salvaje aún no vista; como un par de focas peleteras y un solitario pingüino barbijo. Al cabo de una hora y cuarto, intercambiamos los grupos, de modo que los que estaban en las zodiacs tuvieran la oportunidad de visitar la "Base A" y los que estaban en tierra pudieran hacer un crucero en zodiac. Cuando volvimos al barco, las condiciones empeoraron un poco y empezó a acumularse nieve tanto en las zodiacs como en las cubiertas expuestas del barco. A medida que nos alejábamos del Canal Neumayer, el viento empezó a aumentar y nubes grises aparecieron en el horizonte. Por suerte, a medida que nos acercábamos a nuestro próximo destino, el cielo empezó a despejarse y pudimos apreciar las montañas antárticas en la distancia, así como nuestro próximo destino, la estación Brown. Esta estación está situada en la península de Coughtrey, en el lado norte de la entrada de la ensenada de Skontrop, junto al puerto Paradise. Se creía que esta pequeña península era una isla cuando David Ferguson la cartografió entre 1913 y 1914. Aquí, en el extremo de la pequeña península, el Gobierno argentino estableció la base Estación Almirante Brown en 1949-1950. Aquí organizamos actividades paralelas, una pequeña caminata y un crucero en zodiac. Los invitados que se unieron a nosotros en el desembarco, fueron recibidos por el Doctor de la estación que explicó la naturaleza de la investigación que se lleva a cabo en la estación. (investigación, con biólogos que estudian los peces, la calidad del agua y la botánica). A los que desembarcaban se les daba la opción de subir a la cima de la colina que hay detrás de la base, un bonito mirador desde el que es posible ver un fantástico paisaje de Paradise Harbor y las lejanas montañas de Graham Land. La otra actividad que realizamos fue un crucero en zodiac, que llevó a nuestros huéspedes a bonitos miradores de los frentes glaciares de Paradise Bay. Aquí pudimos ver un maravilloso despliegue de diferentes colores de azules en el hielo del glaciar, icebergs pariendo y majestuosos glaciares. En cuanto a la fauna, disfrutamos de las vistas de algunos charranes antárticos, cormoranes de ojos azules, skúas, focas cangrejeras, foca de Weddell, foca leopardo, Rorcual leopardo y, al final, un par de ballenas jorobadas. Al regresar al barco todos disfrutamos de una barbacoa a bordo con una deliciosa comida especialmente preparada por las hábiles manos de la cocina del barco, bajo la dirección de Ralph nuestro jefe de cocina. La comida se sirvió en la cubierta de popa e incluyó avistamientos de ballenas y un paisaje espectacular. Más tarde, el escenario se transformó en una sala de baile donde nuestros invitados, así como algunos miembros de la tripulación, aprovecharon para disfrutar de una cerveza y de una buena selección de música a cargo de Ryan. Hacia las 10:30 se dio por terminada la fiesta y todo el mundo se dirigió al interior del barco, bien a dormir, bien a disfrutar de otra copa en el bar.

Por la mañana llegamos al puerto de Orne, una pequeña cala situada en el lado oriental del estrecho de Gerlache, dominada por Spigot Point, un pico afilado y cornicado por el hielo a 289 m sobre el nivel del mar. Muchos huéspedes impacientes esperaban en la pasarela para explorar el magnífico entorno. Como siempre, el personal desembarcaba primero para preparar el lugar de desembarco, que en este caso incluía marcar un camino seguro a través de un gran grupo de juguetones toros de Lobo fino antarticos, que retozaban en el lugar de desembarco. Se ofrecían dos actividades: un paseo hasta la colonia de Pingüinos barbijos seguido de un corto crucero en zodiac o, para aquellos que no eligieran el corto pero empinado paseo hasta la cresta, un crucero en zodiac más largo para explorar la fauna marina y los icebergs de los alrededores. Para los que querían ver más de cerca a los pingüinos barbijos en la cresta, fue una experiencia fantástica disfrutar también de las vistas del canal de Errera, el estrecho de Gerlache y las islas de Anvers y Brabante a lo lejos. Los pingüinos barbijos anidan en la cresta que conduce a Spigot Point y tuvimos una buena vista de sus polluelos increíblemente lindos y bien alimentados. Desde la cresta era posible contemplar el duro trabajo que realizan los pingüinos en sus viajes para alimentarse, ya que las carreteras llegaban hasta la cima de la cresta desde el mar. Los que tomaron el crucero en zodiac se deleitaron con los bonitos colores de los musgos y líquenes que decoran los escarpados acantilados de Spigot Point, así como con los diferentes nidos de aves visibles desde la orilla, especialmente cormoranes de ojos azules, charranes antárticos y aún más pingüinos barbijos. También encontramos más Lobos finos antarticos descansando en la costa o en los témpanos de hielo y espectaculares glaciares que se parecían a nuestro barco. De vuelta a bordo, Ali esbozó los planes para la tarde antes de pasar el relevo a Szusanna, que nos dio la bienvenida a bordo con un agradable almuerzo buffet. Mientras disfrutábamos del almuerzo, navegamos y, por si el increíble paisaje del estrecho de Gerlach no fuera suficiente, el equipo avistó una manada de Orcas. Primero muy dispersas y en un grupo suelto, se fueron acercando y pudimos ver un gran macho con una enorme aleta dorsal. Desfilaban a lo largo de un conjunto de icebergs sueltos y finalmente decidieron acercarse al Plancius para ver a sus visitantes. Se acercaron nadando al barco y se zambulleron por debajo para que pudiéramos ver sus características únicas desde una distancia muy corta y estudiar su comportamiento. ¡Qué espectáculo! Después de eso, el viento aumentó con bastante rapidez y se renunció a un segundo desembarco en la isla de Orne en favor de un crucero a través del estrecho de Gerlache, disfrutando de las impresiones del día y admirando los diversos y magníficos icebergs y las numerosas Yubartas a lo largo del camino.

Durante la noche habíamos navegado hacia el norte, hacia las islas Shetland del Sur, listos para nuestro desembarco a primera hora de la mañana en Telefon Bay, en la isla Decepción. Para aprovechar al máximo nuestro último día en la Antártida, Ali nos despertó a las 5 de la mañana y nos sirvió un desayuno ligero en el salón. La isla Decepción es en realidad una caldera, el resultado de una erupción volcánica, por la que el volcán se derrumbó sobre sí mismo y formó un gran cráter. En la isla Decepción, parte de la pared del cráter se derrumbó posteriormente y dejó entrar agua, por lo que el centro de la caldera es accesible para los barcos. El acceso se realiza a través de una estrecha abertura en la caldera llamada Neptune's Bellows (Fuelles de Neptuno), por la que el capitán Artur nos condujo con seguridad. Mientras navegábamos hacia Telefon Bay, situada en la parte trasera de la caldera, pasamos junto a Whalers' Bay a mano derecha y la base de investigación española Gabriel de Castilla. A las 5:30 de la mañana ya estábamos en la bahía y nos llevaron a tierra. Para los que se sentían con energía, Eduardo dirigió una caminata hasta el borde del cráter, donde pudimos disfrutar de unas vistas espectaculares de este paisaje lunar. La formación de la bahía de Telefon ha sido modificada recientemente por la erupción de 1967, que ensanchó significativamente el valle principal; a ambos lados del valle aún se podían ver los prominentes acantilados de ceniza que eran los restos de un cráter más antiguo. Aquellos que desearan permanecer en un nivel más bajo tuvieron la oportunidad de pasear por la playa de arena negra volcánica, donde había muchos Lobos finos antarticos descansando. Antes de volver al barco, los valientes (o los tontos) se desnudaron y se zambulleron en las heladas aguas antárticas. De vuelta al barco, Ali y el capitán Artur convocaron una reunión en el salón para informarnos de un cambio de planes. Debido al empeoramiento de las previsiones para el Paso de Drake, se había decidido que debíamos partir lo antes posible, así que en lugar de dirigirnos a Half Moon para un desembarco vespertino, íbamos a realizar un segundo desembarco matutino en la Isla Decepción, pero esta vez en la Bahía de los Balleneros. La Bahía de los Balleneros, fue utilizada por los balleneros noruegos para operaciones de caza de ballenas desde tierra ya en 1911. La playa es negra como el carbón y está cubierta de arena y rocas volcánicas; cuando llegamos a la playa, vimos que salía vapor del agua, prueba de las temperaturas más cálidas de lo normal que se dan aquí como resultado de la actividad volcánica. Pasamos la mañana explorando los restos de la estación ballenera, incluidas las pocas tumbas de balleneros que quedan en el cementerio, sepultado por una erupción en 1969. Los viejos edificios están deformados y envejecidos, monumentos conmemorativos del modo de vida aquí abajo. Algunos de nosotros caminamos por la playa, pasando por la estación ballenera, hacia una hendidura en las paredes de la caldera llamada Ventana de Neptuno. Por el camino vimos muchos huesos de ballena, restos de barcos balleneros y acuáticos, así como montones de madera utilizada para fabricar barriles de aceite de ballena. La corta y empinada subida por las paredes de la caldera nos dio una vista hacia delante a través de la Ventana de Neptuno hacia la península (aunque hoy cubierta por la niebla), y hacia atrás sobre toda la caldera. En la costa encontramos numerosos Lobos finos antarticos salpicados entre las reliquias balleneras y montones de Cormoranes antarticos juveniles. A medida que avanzaba la mañana, el tiempo se deterioró con el aumento del viento y el aguanieve, por lo que a las 11:30 de la mañana todos estábamos de vuelta a bordo, en la seguridad y el calor del Plancuis. Antes de que se sirviera el almuerzo, el médico estaba ocupado administrando pastillas para el mareo y parches a la mayoría a bordo en preparación para los próximos días, había una sensación de aprensión a bordo por lo que nos esperaba. Después de comer, la mayoría se dirigió a sus camarotes para descansar un poco. Los que aún no estaban mareados disfrutaron de las últimas vistas de la Antártida mientras atravesábamos el Estrecho de Boyd, sembrado de hielo, antes de llegar al famoso Pasaje de Drake. A las 15:30, Celine hizo una presentación sobre el efecto de los contaminantes en las aves marinas a nuestros huéspedes angloparlantes en el salón, mientras que Laura habló sobre la geología de la Antártida a nuestros huéspedes franceses en el comedor. En la recapitulación, Ali nos mostró el pronóstico más reciente para el Pasaje de Drake, ¡iba a ser un viaje lleno de baches de vuelta a Ushuaia! Después de lo cual hubo la recapitulación habitual del personal durante el cual Eduardo habló sobre la aviación antártica temprana, el primer vuelo que despegó de la isla Decepción, así como la Aurora Australis. Después de la cena se proyectó en el salón el documental "The Penguin Post Office", rodado durante una temporada en la isla Goudier (Puerto Lockroy) con los Pingüinos juanitos y el personal de la organización benéfica UKAHT (United Kingdom Antarctic Heritage Trust) que gestiona la isla y la oficina de correos y mantiene su museo y edificios para que podamos disfrutar de este pedazo de historia enclavado en la Antártida. También pudimos ver el ave más grande del mundo, el albatros errante, mientras algunos se acercaban al barco, y los más afortunados también pudieron ver Delfines cruzados. Después de una deliciosa cena para celebrar el Día de San Valentín, la mayoría se fue a dormir temprano, preguntándose qué tiempo haría mañana

Nuestro primer día de mar en el regreso a través del Pasaje de Drake después de nuestra increíble estancia en la Antártida. Nos despertamos con los movimientos del Plancius abriéndose paso a través del oleaje y la invitación de Zsuzsanna a desayunar a las 8 en punto. La mayoría de la gente ya está acostumbrada al movimiento del barco y disfrutó de una mañana relajada en el salón o tomando el sol en los bancos de la cubierta 6. A las 10, Laura comenzó las conferencias diarias con una fascinante charla sobre la geología de la Antártida. Explicó cómo se formó el continente y qué pueden decir las rocas visibles de la Antártida sobre sus orígenes. Paralelamente, los franceses asistieron a una conferencia sobre la contaminación de las aves marinas impartida por Celine en el restaurante. La mayoría pasó la mañana en el salón viendo la premiada serie de la BBC "Frozen planet". Disfrutamos del almuerzo en un mar un poco más tranquilo y después Ali dio su presentación "Doncellas de Hielo", una presentación que analizó a las mujeres detrás de los exploradores como Scott y Shackleton, así como la lucha por la igualdad en el trabajo en las regiones antárticas y las hazañas de aquellos como Felicity Ashton, que fue la primera mujer en solitario en cruzar la Antártida. La tarde ofreció la oportunidad de relajarse en el salón o en nuestros camarotes y luego tuvimos a Adam dándonos su presentación sobre "Georgia del Sur, mi año en el Sur". Adam pasó el invierno en la isla subantártica de Georgia del Sur mientras trabajaba para el British Antarctic Survey. El grupo francés, por su parte, asistió a una charla de Regis sobre las islas Kerguelen y sus experiencias de hibernación en la isla. Con tantas charlas y presentaciones interesantes, el primer día en Drake pasó muy rápido y pronto llegó la hora de la recapitulación diaria y la cena.

Hay que decir que algunos de nosotros no pudimos dormir toda la noche, como se predijo el oleaje y las condiciones del viento habían empeorado ya que estábamos en el sistema meteorológico que se movía a través del Pasaje de Drakes. Con un montón de reposicionamiento de nuevo en posiciones cómodas la llamada de atención llegó a las 8 am que vio una serie de movimientos, contramovimientos, chillidos y derrames en el restaurante. el personal del restaurante, como siempre, prestó asistencia durante el servicio de buffet con un aplomo acrobático mientras el barco se balanceaba con vientos de más de 64 nudos, lo que significa que, según la escala internacionalmente reconocida de fuerza del viento y condiciones del mar conocida como escala Beaufort, habíamos salido de una "tormenta violenta" y ahora estábamos en un "huracán". El barco permaneció bastante concurrido de gente que observaba el poder y la magnificencia del océano que por momentos engullía nuestro barco. El almuerzo también fue muy concurrido y después tuvimos la oportunidad de relajarnos o ver otros episodios de "Frozen Planet". A las 6.30 pm comenzamos nuestra despedida con cócteles de los capitanes seguidos de una presentación de diapositivas de nuestro viaje que había sido compilada por Sara, disfrutamos de una noche tranquila en el bar antes de ir a la cama al final de nuestra expedición antártica.

A las 6 de la mañana nos acercamos al puerto de Ushauia listos para desembarcar por última vez, sin paseo en zodiac por tierra y un desembarco en seco. Los últimos 10 días nos han llevado en un viaje extraordinario a la Antártida y nos han permitido echar un vistazo a la vida en este lugar remoto y a veces inhóspito. Todos tendremos recuerdos diferentes de nuestro viaje, pero sean los que sean, ya se trate de los Pingüinos juanitos en Danco o de la visión de icebergs por primera vez, son recuerdos que nos acompañarán el resto de nuestras vidas. Distancia total recorrida en nuestro viaje 1799 Millas Náuticas En nombre de todos a bordo le damos las gracias por viajar con nosotros y le deseamos un buen viaje de vuelta a casa.